¿El fin justifica los medios? Siempre he creído en la sororidad, en que cuando una mujer brilla, su luz no apaga la de las demás… pero parece que no todas piensan igual.
Tenía una amiga –o al menos eso creía– con quien compartía risas, secretos y sueños. Hablábamos de la vida, de nuestras metas y hasta de esos hombres que nos admiraban y nos cortejaban. Yo nunca vi competencia en ella… hasta que la vi jugar sucio.
Mi historia con Gaby empezó con complicidad. Nos contábamos todo: nuestras metas, nuestras dudas y, por supuesto, nuestras historias con los hombres. Ella sabía de Joseph, ese hombre que no solo me admiraba, sino que me hacía sentir especial con cada palabra, cada gesto.
Joseph no era solo un hombre que me admiraba. Era generoso, atento, un verdadero proveedor. Desde que comenzamos a salir, nunca escatimó en demostrarme cuánto le importaba.
Cada cita con él era una experiencia única. Me llevaba a los mejores restaurantes, me sorprendía con joyas delicadas y cada tanto aparecía con un bolso nuevo, de esos que muchas sueñan tener. Chanel, Louis Vuitton, Prada… Sabía lo que me gustaba y disfrutaba ver mi rostro iluminado al recibir cada regalo. Pero más que lo material, lo que me hacía sentir especial era su manera de tratarme, como si yo fuera su prioridad. Y Gaby lo veía todo.

Cada vez que llegaba con algo nuevo, ella no disimulaba su curiosidad.
—Wow, amiga, ¿otro bolso? —decía, fingiendo sorpresa.
—Sí, Joseph me lo regaló —respondía yo con naturalidad.
—Qué suerte tienes —su sonrisa parecía dulce, pero sus ojos hablaban distinto.
A veces preguntaba cosas como:
—¿Pero él no te dice nada? O sea, ¿no espera algo a cambio?
—No —respondía yo con firmeza—. Joseph es un hombre generoso. Él sabe que merezco lo mejor.
Yo creía que Gaby solo tenía curiosidad, pero con el tiempo, empecé a notar algo más en su mirada: deseo.
Un día, noté que Joseph comenzó a comportarse diferente. Sus mensajes se volvieron fríos, sus cumplidos escasos. Mi intuición me gritaba que algo estaba pasando, así que decidí averiguarlo.
Fue entonces cuando descubrí la verdad: mi “amiga” le había hablado mal de mí. Le llenó la cabeza de mentiras y verdades, diciéndole que yo no era lo que él pensaba, que tenía malas intenciones, que él debía alejarse… Todo con un solo propósito: hacer que él la viera a ella como una mejor opción.
Su excusa fue simple: «El fue el que me busco» pero yo ya sabia como sucedió todo. por eso se que para ella: El fin justifica los medios … Ella quería brillar, quería ganar… y si eso significaba apagar mi luz en el proceso, no le importaba.
💔 Me dolió. No solo por él, sino porque alguien en quien confiaba decidió traicionarme. Pero en ese dolor, encontré una lección poderosa: las mujeres que destruyen a otras para sobresalir, jamás serán amigas de nadie.
🌟 Porque en Imperio Femenino creemos en la abundancia. Hay suficiente éxito, dinero, amor y admiradores para todas. No necesitas traicionar a nadie para brillar… tu luz, cuando es auténtica, nunca se apaga.

💡 Recomendaciones para mujeres poderosas:
1️⃣ Confía en tu intuición. Si notas actitudes sospechosas, presta atención.
2️⃣ Rodéate de mujeres que te eleven, no que te envidien. La verdadera amistad no compite, se impulsa.
3️⃣ Nunca juegues sucio. Lo que logras con malas artes, tarde o temprano se derrumba.
4️⃣ Mantén tu dignidad y elegancia. La mejor respuesta ante la traición es seguir brillando. ✨
Recuerda: Una mujer con clase y poder no destruye… ella construye su propio Imperio. 👑🔥